A veces son imperceptibles,muchas veces muy visibles,determinantes. Quizás tan determinante, que logra causar en nosotros una incomodidad que no se puede disimular,máxime, si somos tanto o más, que aquel que nos está incomodando.Por eso, uno a veces trata de ser persuasivo y no dejarse llevar dentro de un carácter que nos "gobierna" interiormente y, por ende,forma nuestra personalidad.Personalidad, que al fin y al cabo,nos orienta, o nos debería orientar, hacia una dirección permeable en concordancia dentro del circulo social a la cual pertenecemos, o debemos pertenecer, o creemos pertenecer. Siempre y cuando, acorde al linaje o a la chapa que subrepticiamente creemos poseer. Puesto que el otro,desconoce, o no tanto, nuestra procedencia, porque siempre existe el que juzga o te engloba dentro de un catarsis,sin el conocimiento literal de nuestros fantasmas o miserias.
Por supuesto que,habiendo diversidad de opiniones y de personas o núcleos sociales, uno debe colegir y asumir que siempre hemos sido propensos,en la mayoría de los casos,emitir juicio sobre aquel, a quien no conocemos. Dado que no tuvimos nunca un ápice de intención de hacerlo y entonces se produce, por una lógica supina,las desavenencias sociales y a raíz de ello,devienen las grietas y ellas, terminan demarcando los limites del TU y del MI.
Es increíble que uno pueda referirse tantas veces, como sea posible, a las diferencias entre el TU y el MI;sin embargo, no hemos aprendido esa lección de una convivencia, que debería ser más compartida y respetada.Loas para aquel, que alguna vez quiso y no pudo;intención que todavía prevalece y no existe,aún, el sentimiento recíproco de una sociedad que, alienadamente, se aferra al status del TU y del MI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario