lunes, 3 de febrero de 2020

"Solo cuento yo",dijo aquel presuntuoso, sin desparpajo y observando a los demás por sobre sus hombros, mientras se ufanaba en ese pequeño momento de gloria. Al parecer, y al unisono, hubo un consenso  intrínseco entre aquellos que habían sentidos tales afirmaciones y verse obligados al abandono  del soponcio ocasionado.
Cuán grande debe verse el error que cometemos y no asumimos como mortales, al creernos superior a nuestros semejantes y decir que somos tan efímeros como ellos. Quizás, dentro del supuesto linaje que ellos suponen poseer,se sientan sobre una supina sobre-valoración material. Pero, ¿alcanza para sentirse superior al otro?
Es dable recomendar, entonces, que sin el semejante, no somos nada.Porque ante la ausencia de ellos, ¿ante quiénes  podríamos presumir? Dado que uno se ufana de tal o cual cosa,teniendo al otro enfrente.

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